lunes, 27 de octubre de 2008

control de traccion


Si alguna vez hemos intentado acelerar en una superficie de baja adherencia, o lo hemos intentado hacerlo de forma fuerte, posiblemente nos habremos encontrado con que las ruedas motrices giran, patinan, y el coche no avanza.

Para solventar estas situaciones de pérdida de adherencia, el control de tracción se encarga de frenar las ruedas que están perdiendo tracción trabajando conjuntamente con el sistema de frenos ABS, con el cual comparte electrónica, sensores y unidad hidráulica.


Pero es necesario algo más que los elementos del ABS. Para ello, se incorporan electroválvulas para frenar las ruedas motrices, una conexión entre la electrónica del ABS y la del motor, así como un mando para que el conductor pueda desconectar el sistema a su voluntad.



Su funcionamiento es sencillo. Mediante los sensores de los frenos ABS, se puede calcular el número de vueltas que cada rueda está dando por segundo, y a partir de este cálculo, comparar la velocidad de giro de todas las ruedas. Si una rueda está girando mucho más rápido que lo que lo están haciendo las otras, se envía líquido de frenos por el circuito para frenar la rueda que más rápido gira, hasta reducirla a una velocidad similar a las otras.

El problema que presenta la anterior forma de trabajar, es que si el coche está en movimiento a una velocidad considerable, frenar una rueda puede comprometer la estabilidad del vehículo, además de calentar en exceso los frenos. Por ello, a partir de cierta velocidad, el control de tracción actúa sobre la inyección del motor, reduciendo su potencia hasta controlar la situación.

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